La piel está compuesta por tres capas: la capa externa llamada epidermis, la capa interna llamada dermis y el tejido subcutáneo. Cuando la capa más superficial no contiene la suficiente cantidad de agua, la piel pierde elasticidad y se siente áspera, una señal de alarma que nos indica que necesita hidratación.
Según explica una de nuestras dermatólogas, la piel es un órgano metabólicamente activo y para mantener su elasticidad y conservar la integridad de su función de barrera necesita agua como componente esencial. Eso significa que todos los seres humanos debemos consumir la suficiente cantidad de agua para mantener hidratada nuestra piel.
Sin embargo, tomar agua no es suficiente. Hay otros factores que influyen en la hidratación de la piel como el estado de la barrera lipídica, el factor natural de hidratación y algunas enzimas presentes en el organismo, así como factores externos medios ambientales diariamente. De ahí que sea mantener una rutina de limpieza adecuada y unos hábitos diarios que nos ayuden a mantener la piel hidratada y saludable.
Señales de alarma:
Descamación en la superficie de la piel, arrugas finas, falta de flexibilidad, sensación tirante, pérdida de la luminosidad, enrojecimiento y picazón.
Consumo de agua:
El porcentaje ideal de agua en la epidermis debe ser del 10% al 20%. Para ello debemos consumir idealmente 8 vasos a lo largo del día.
Evita el uso del jabón:
La limpieza de la piel debe realizarse con limpiadores suaves que no contengan detergentes y en la cara deben usarse aquellos destinados para esa zona del cuerpo, que es más delicada. Las lociones micelares son ideales para pieles deshidratadas.